Se pueden abordar múltiples perspectivas de una ciudad. Es común enfocarse en sus barrios, calles y habitantes. Sin embargo, más allá del bullicio de los lugares turísticos, que son imprescindibles pero evidentes, existen lugares sorprendentes que la mayoría pasan por alto.
El Cementerio General de Valencia es uno de esos sitios, quizá por miedo o respeto. No obstante, es un rincón hermoso y poco reconocido, repleto de detalles fascinantes: ángeles, cruces, flores y mármoles embellecen este espacio delicado y melancólico. Aquí se pueden admirar panteones que son verdaderas obras de arte, diseñados en diversos estilos arquitectónicos y que acogen algunas de las personalidades más destacadas de Valencia, como Vicente Blasco Ibáñez, Joaquín Sorolla, Marqués de Sotelo, Antonio García Peris, Constantí Llombart, Maximiliano Thous Orts y el arquitecto Manuel Cortina. Incluso el famoso cantante Nino Bravo, cuyo nombre real era Luis Manuel Ferri Llopis.
 Desde su inauguración en 1807, este lugar ha sido testigo de la evolución de la ciudad y ha crecido en tamaño y significado. Un lugar de descanso eterno donde la ostentación y la grandeza no distinguen el destino de quienes descansan aquí.

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